El corcho y el champán

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El año pasado ganamos en Eurobasket y me lo pasé muy bien escribiendo artículos sobre los encuentros, la verdad es que lo disfrute mucho. Así que este año tenía pensado escribir varias entradas con las impresiones y sentimientos que dejasen los partidos de la selección en Rio 2016 con la confianza puesta en que el equipo conseguiría el oro y, porque no decirlo, con la confianza puesta en que cada post que he escrito en BASKETBANG!! fuera entretenido y diferente… pero no lo hecho. Y no he escrito por una razón, porque, tras la jugada final del primer partido contra Croacia, en la que Llull avanza hacia la canasta croata buscando a Gasol con desesperación, me pregunté qué estaba sucediendo: ¿por qué el jugador que más canastas ha anotado desde todos los sitios posibles, en mas finales de partidos que los dedos que tengo en las manos, buscaba a Gasol desesperadamente, hasta el extremo de fallar el pase decisivo porque no tenía línea de pase, en vez de jugársela él, a su modo, como tantas veces ha hecho con Pablo Laso? La respuesta era evidente, es una cuestión de jerarquía.

Y porque estos Juegos iban a ser más de lo mismo, y no quería repetirme, decidí que no iba a escribir nada. Y la verdad no pensaba hacerlo hasta que hoy, 22 de agosto, no he podido evitar que las tripas se me retorcieran cuando, repasando los twitts del domingo, he visto el video, en el Twitter de un buen escritor de baloncesto, @zaid5x5, del momento en que Sergio Llull saca la camiseta de la Selección Española de Baloncesto de Fernando San Emeterio y la muestra a la cámara. Y es que, como escribió una vez el gran escritor Charles Bukowski: “A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas.”, yo no puedo evitar decir lo pienso. Y sé que me voy a pegar un tiro en el pie con este post, pero no puedo evitarlo. Así que, si quieren mantener ese espíritu agradecido que deja el conseguir una medalla de bronce, no sigan leyendo porque lo que sigue no les va a gustar.

Cuando Pau Gasol escribió su artículo titulado Driven As Ever  para la web playertribune.com,  en el que se aproximaba a la afición de los Spurs con toda la simpatía y buen rollo que le caracteriza, dejó escrito el siguiente párrafo: “For the next several weeks, I will be preparing with the Spanish national team for yet another big goal: an Olympic gold medal.” y yo le creí. Le creí porque tenía motivos de sobra para hacerlo, porque habíamos ganado el Eurobasket, porque habíamos sido medalla de plata en las dos olimpiadas anteriores, porque, por mucho miedo que pudiera tener, sabía que si Francia era el rival más difícil tras EE.UU., la selección podría con ellos sin problemas y nos enfrentaríamos con unos americanos debilitados tras las ausencias de sus grandes estrellas mediáticas y les ganaríamos. Pensándolo bien, si Argentina lo hizo, por qué no íbamos a hacerlo nosotros. Así que pienso que no fui ingenuo, sino que solo estaba atrapado por ese realismo mágico con el que los buenos escritores sudamericanos nos explican que la vida es distinta a como la vemos… y Pau es un buen escritor. Ha escrito tantos buenos partidos a lo largo de su carrera que uno no puede dudar de quien te dice que quiere una medalla de oro, aunque para ello la tenga que escribir con la pluma de un entrenador transalpino llamado Scariolo.

Pero, tras perder contra Croacia empecé a ver los partidos de otra manera. Los veía con la óptica del que piensa que algo no encaja en un mecanismo tan ajustado. Era la misma sensación que tuve en el Eurobasket: algo no iba bien porque alguien quería que algo no encajase. Así que en cada jugada de la selección en ataque, porque en defensa no les voy a poner ni un pero, ya que ha sido una defensa perfecta, labor de Scariolo, cierto, y así hay que reconocerlo, me empecé a preguntar quién sumaba y quien restaba, aunque esto no es exacto. Para ser exacto y fiel debo decir que me preguntaba quién sumaba y quien no sumaba, que es distinto. En la selección siempre suman: Gasol, el Chacho y Rudy. También lo había hecho hasta ahora en partidos épicos por todos conocidos Felipe Reyes, aunque en estos JJ.OO. Scariolo decidió que fuera sustituto de Mirotic para hacerle jugar en posiciones desde las que no suma porque no es el lugar donde ha jugado siempre y donde sabe jugar, algo similar a lo que le sucede al pívot argentino Luis Scola. Claver, Ricky, Navarro, Llull y Hernangómez no suman (y si de pronto, alguno como este último, sorprende y suma, como hizo ante los pívots franceses, se le relega y punto), y mención aparte son  Abrines y Calderón, que no tuvieron oportunidades, aunque Calderón es todavía Calderón. Y Mirotic, que se destapó por fin para hacer ese juego ideal que le reivindica como el gran jugador que es, aunque tardó en hacerlo, también suma. Finalmente, Llull tampoco sumaba. Curioso, ¿verdad? Que uno de los mejores jugadores del Real Madrid se encuentre alejado del brillante juego que despliega normalmente, pareciendo una triste caricatura del jugador que es (hasta hacerme pensar que le estaba sucediendo lo que le pasó al Chacho con Messina), no juegue como siempre lo hace frente a jugadores contra los que brilla habitualmente y no sume, es, cuando menos, curioso… y él lo sabe (y nosotros también).

De esta forma, en los partidos se veían siempre distintos cincos en los que, como mucho, se juntaba dos o tres jugadores que sumaban, salvo en ocasiones contadas, importantes y decisivas, como los últimos minutos ante Australia, en los que Pau Gasol y los cuatro del Madrid: Rudy, El Chacho, Llull y Mirotic, jugaron juntos. El resto de los encuentros se   jugaron para proporcionarle a Gasol los minutos y los balones que incrementasen su leyenda a costa de un  juego fluido y eficaz, salvo, afortunadamente, frente a Francia, contra la que Pau dio un paso atrás porque había que variar el esquema del partido del Eurobasket para sorprender aprovechando que estaba tan tocado que solo podía correr para defender.

Uno de los inventos más importantes de la humanidad, junto a la rueda, es el tapón de corcho. Supongo que después de leer esto me tomaran a cachondeo, pero es que este simple útil, que pasa siempre desapercibido, salvo en contadas ocasiones, es mucho más importante de lo  que parece porque “el tapón no tiene únicamente el objeto funcional de cerrar la botella, resulta un proceso clave en la maduración y evolución del vino en la misma: su material –por lo general poroso- resulta esencial para poder gestionar la cantidad de oxígeno adquirido durante el proceso final de elaboración del vino. Si el tapón está bien elegido, se convierte entonces en una garantía del desarrollo óptimo de su aroma y su sabor. El motivo por el que el vino embotellado ha estado, durante mucho tiempo, asociado de forma casi exclusiva al tapón de corcho se debe a que el corcho ha sido el único material disponible que reunía las características necesarias para garantizar una correcta obturación de las botellas. Es esto, su capacidad para mantener la estanqueidad, la que limita la entrada de oxígeno al interior de la botella, retrasando el proceso natural de oxidación del vino y permitiendo su correcta evolución.”, según nos cuentan desde http://www.vihucas.com/nuevos-materiales-para-el-tapon-del-vino-i-historia-del-tapon-y-el-tapon-de-corcho/

Gasol es uno de los mejores tapones que existen, de su capacidad para madurar el juego depende en un 100% la capacidad del equipo para ganar. Y cuando se gana, el tapón sale volando y el champán se escapa a raudales invitando a todos a la fiesta. Pero también su función de control de la oxigenación es fundamental. De su capacidad porosa, depende que el juego de los demás sea brillante como en sus equipos, o no. Y Gasol no es poroso. La jerarquía impuesta en el equipo no permite que el juego que desarrollan jugadores importantísimos y brillantes en sus clubes lo hagan en la selección. Porque en la selección no se juega para ganar, se juega para que gane Gasol. Y eso es un error, aunque es el mismo error con el que se ganó el Eurobasket de Francia, aquel que engrandeció la leyenda de Gasol. Uno de los mejores jugadores de Europa de todos los tiempos, es salvador y verdugo de un equipo, cuyos principales elementos piden a gritos salir de la botella porque se han oxigenado perfectamente en sus equipos y han madurado lo suficiente como para saber lo que son.

El Chacho lo sabe y es el ejemplo más evidente, y por eso ha tenido que prescindir del juego creativo y alegre con el que juega en el Madrid para quitarse ese chaleco de plomo al que parecía que le habían  condenado en la selección. Equivocándose a veces, pero impidiendo que nadie le cambie, y reivindicándose como jugador independiente, que suma de forma diferente a como lo hace en su club, demostrando que si algo no encaja, no espere Scariolo contar con él para hacerle el juego, salvo que de pronto se encuentre arropado por sus compañeros en el conjunto de capital y todo gire a como se hace habitualmente con Pablo Laso. Algo que se ha hecho en ocasiones muy contadas con Scariolo, pero que se ha hecho. Por el contrario, Llull no ha podido ejercer esa opción y ha quedado relegado a ser un jugador comparsa que solo busca a Gasol con ansiedad, cuando él por si solo se sobra y se basta para finalizar las acciones. Y es que no estamos hablando de un jugador novel al que la presión internacional le puede, o la poca experiencia le merma, sino todo lo contrario, ya que hablamos de un jugador maduro al que han cortado la impronta o personalidad que tiene para favorecer ambiciones personales.

Cuando uno se pregunta por el futuro de la selección, parece que no existe. Sin embargo, yo creo que si lo hay, y es un futuro que tiene estos nombres: Llull, Rudy, Chacho y Mirotic, junto a  Hernangómez y Abrines. Jugadores llamados a jugar como lo hacen habitualmente en sus clubes para sumar todos juntos de forma clara y como un equipo conjuntado. El problema es que esta conjunción en ataque se llama Pablo Laso o Madrid (si lo prefieren) y… no, no se vayan a creer que es una cuestión de rivalidad, sino que es una cuestión de postura. Porque si el italiano les hace jugar como lo hacen en el conjunto blanco, quien dirigirá a la vista de todos será Laso y no será Sergio Scariolo, aunque la defensa sea suya. Y para eso Gasol es la justificación perfecta, él es en la jerarquía el número uno sin discusión, sin crítica y sin autocrítica.

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Un tiro en el pie es un tiro en el pie. Cuando toda la corriente mediática avanza y se modifica a medida que el juego de la selección también lo hace en el campeonato, ser crítico es pegarse un tiro en pie. La medalla de bronce significa ser terceros en un torneo y si hubiéramos sido terceros en el Eurobasket hubiéramos pensado de una o varias formas distintas… pero ganamos. Y es curioso, ya lo he dicho antes, porque los mismos fallos que nos hicieron ganar el Eurobasket, nos han hecho ser terceros en este, cuando nos deberían haber hecho segundos o ¿primeros? Quien sabe.

La imagen de Gasol, sacando con orgullo y afecto la camiseta de su hermano, y enseñándola a la prensa para demostrar que se acuerda de quien debía de haber estado en las Olimpiadas, lo dice todo, porque es un acto de cariño. Y la imagen de Llull con la camiseta de San Emeterio, también lo es. Llull saca esa camiseta para recordar a quien debía de haber estado, porque siempre estuvo, y fue rechazado… y es un acto de cariño, pero por la mirada de sorpresa de Ricky y la sonrisa maliciosa del Chacho, también lo es de reivindicación, de protesta, de rebeldía, de no seguir el juego, de marcar una línea y de ser políticamente incorrecto, pegandose un tiro en el pie, si es necesario. Un fuego que luego trató de apagar Scariolo, recordando a todos los que habían sido rechazados, pero lo hizo tarde, demasiado tarde. Forzado. No fue espontaneo.

Doy gracias a la Gasol y a la selección por todos estos años, por todos los titulos y por haber podido hablar de tú a tú (por fin) con argentinos, franceses, italianos, rusos y balcanicos, pero no me da miedo que Gasol o Navarro no sigan… absolutamente nada de miedo. Porque lo que hay y viene de detrás es muy bueno. Grandes jugadores esperan su turno y no tendrán ningún tapón que les impida salir a jugar para que el equipo de la selección gane los partidos (recuerdan Tokio) actuando como un conjunto coordinado. O nos vamos a pegar un tiro en el pie como la selección de futbol, siguiendo las directrices de Nike.

Somos terceros y la leyenda como jugador y como olímpico de Gasol se incrementa. Enhorabuena, pero no ganamos. Curiosamente como Navarro en el Barça y curiosamente como Parker con Francia.

PD: De la final, ni les cuento porque no la vi. La tengo enlatada y preparada para verla un día que esté soberanamente aburrido, cosa que no sucede a menudo, y me dé el punto. De momento no me atrae mucho y es que, en el fondo, habría que preguntarse como vería un estadounidense que sus compatriotas no jugasen por el oro.

Gracias Zaid por enseñarnos tanto… por enseñarme tanto. Gracias Jordi, @guguseti, por enseñarme el camino.

Orofino33

En twitter @orofinosincausa

 

4 comentarios en “El corcho y el champán

  1. Gracias a ti por volver a deleitarnos con tus letras.

    Coincido contigo en esta frase, al 100%:

    «El domingo me preguntaban que por qué no iba a ver el partido por la medalla de bronce y yo respondía que porque si ganaban me sabría a fallos y si perdían me iba a enfadar más de lo que ya estaba»

    No coincido tanto en creer que hay un relevo claro a esta generacion maravillosa que son los juniors de oro, pero eso es algo que el tiempo nos aclarara.

    Felicidades por volver a escribir, y sobre todo por escribir lo que piensas, aunque me da que Zaid, tu y yo, debemos ir mas de un dia, algo cojos a currar, porque eso de pegarnos tiros en el pie…parece que nos va un poco.

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  2. Gran artículo, aunque no esté de acuerdo al 100% en todas sus opiniones. Creo que reducir a cada jugador a que suma o no suma es un error, pero bueno, son opiniones.
    Aun así, coincido en muchas otras, y tampoco me da miedo la transición a la era post-Pau, aunque eso no quita que le vayamos a echar mucho de menos, eso es irremediable .
    Un fuerte saludo

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    • Muchas gracias. Lo de los jugadores que suman y los que no, fue una forma de verlo que nunca había tenido con la selección. Fue algo expontaneo. De pronto, empece a verlo así y no entendía bien el porqué. Respecto a la transición, yo creo que hay jugadores detrás que tienen la condiciones y las ganas para mejorar y creo que el futuro será bueno. Un saludo igualmente.

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