Verano hermoso, lúcido, verde y americano. Americano porque vinieron de Nueva York los primos de mi primo. Estos y yo tendríamos la misma edad, pero el alma distinta. Porque, mientras yo buscaba la forma de eliminar aquella pesada daga que suponía no haber perdido la virginidad todavía, ella ya lo había hecho… y él también, y todos también. Por lo visto, el único, que todavía no, era yo, pero Sigue leyendo